He llegado con mi cámara en mano y mi bolso liviano
a Managua. He llegado a la tierra que me pinta una sonrisa sin esfuerzo, una
sonrisa sincera, llena de dudas, de curiosidad, y de una simple alegría. He
llegado a mi querida Centroamérica.
Al llegar, crucé la calle principal del aeropuerto de
Managua para descansar en el Best Western Las Mercedes. El hotel paso por
encima de presupuesto, pero así eligió la Universidad de Texas. Además para mi
mamá, que esta leyendo el blog, era la opción mas segura y la seguridad es lo
más importante; obvio. Por supuesto que la noche anterior, no había dormido al
tratar de empacar 6 semanas en una mochila y media maleta. Y los nervios
compilado con las ansias de viajar, no me dejaron dormir. Por eso, debo de
confesar, con una pena enorme, que el primer día en Managua me la pase viendo
Brasil perder contra los holandeses, leyendo, conociendo a los estudiantes de
mi viaje, y durmiendo.
Hoy, el segundo día, me desperté con la energía de
aventurera. Comí las frutas mas sabrosas para el desayuno, y me fui a buscar a
Mónica, mi compañera de viaje. Ella ya tenía cuatro días en Managua así que ya
había conocido la ciudad. Ella concordó en volver a visitar algunos de los
lugares turísticos. No cabe decir pero quiero reconocer la dulzura y
hospitalidad de la gente de Managua. La mayoría de los taxistas que nos toco no
solo nos pasearon por sus calles contándonos anécdotas sino que hasta se
transformaron en guías turísticas de museos y monumentos.
Uno de ellos fue el señor Luis Padilla que compartió
conmigo su opinión sobre la Nicaragua actual: el gobierno y los corruptos, su
propia situación económica como taxista, su apoyo forzado al gobierno nacional,
su descontento con la falta de libertad, y su optimismo con las causas
sociales. Para mi fue tan especial y impactante escuchar la realidad de un
ciudadano no solo mostrándome lo lindo de su país sino también lo complicado;
no solo tener la perspectiva de los paisajes y monumentos pero también apreciar
la complejidad de vivir el día a día en su país. Así que con Mónica y el señor
Luis fuimos al monumento de Sandino rodeado del establecimiento militar y guardando
debajo de él las cámaras de torturas de la época de Somoza y la revolución.
Para la historiadora dentro de mi, fue una inspiración irónica ya que de tanto
sufrimiento se puede destilar memoria, aprendizaje y esperanza.
Además de la estatua de Sandino se encuentran los
otros símbolos del terreno de Managua: Los Árboles Amarillos. Cuando uno vuela
por encima de Managua en avión, se pueden apreciar árboles amarillos y una gran
estatua negra que muchos señalan como: Sandino. La historia de Nicaragua no se
puede completar sin Augusto César Sandino, revolucionario de los años treinta
quien inspiró el movimiento sandinista de los años ochenta (los invito a que
investiguen más acerca de este ídolo nacional). La figura de la foto [ver Blog] es la silueta de Sandino al
lado uno de los árboles amarillos; estas figuras de hierro pintado de amarillo
adornan las avenidas principales y representan el talento de la artesanía
nacional. Además estos árboles también cuentan las historia de la revolución Sandinista
liderada hoy en día por Daniel Ortega. Es más estos árboles fueron fundados por
la esposa del Presidente Ortega, Rosario Murillo, pero para muchos esos árboles
también representan la corrupción de esta “revolución” sin rumbo.
Y bueno, después de recorridos y anécdotas, Mónica,
Luis y yo terminamos en un centro comercial viendo la gran final de la copa
mundial: Argentina versus Alemania. Muchos saben que Argentina es mi equipo
querido ya que me crié en Mendoza, Argentina. La verdad que fue un partido muy
duro de ver especialmente estando en Latinoamérica pero rodeada de muchas camisetas
que debieron de ser ambi-celestes, apoyando la identidad Latina, pero eran de
colores alemanes. Y bueno ya ustedes saben el resultado así que con un silencio
turbio y pesado me despido.
Mañana en la madrugada estamos rumbo a Bluefields...
When I arrived, I crossed the main street in front of the airport in order to rest at the Best Western Las Mercedes (the hotel was expensive but it is what the University chose; and I didn't think otherwise; also for my mom, who is reading the blog, it was the safest option, and safety is the most important thing; obviously). Of course, the night before I had not slept trying to pack 6 weeks in 60 minutes. And consequently, I must admit, with much shame, that I spent my first day in Managua watching Holland beat Brazil, reading, meeting people in my trip, and sleeping.
Today, the second day of my journey, I woke up with the energy of an adventurer. I ate the most delicious fruits, and I picked up Monica, my traveling partner for the day. She had already been in Managua for four days, but she agreed to revisit the tourist destinations. I want to recognize the friendly and simply wonderful people of Managua, because the majority of our taxi drivers not only drove us around their streets sharing their stories but also transformed themselves into tourist guides of museums and monuments.
One of them was Mr. Luis Padilla who shared with me his opinion on the current Nicaragua: the government and the corrupt politicians, his own economic situation as a taxi driver, his forced support for the national government, his discontent with the lack of freedom, and his optimism on social causes. For me, it was so necessary to hear the reality of a citizen who showed me not only the beauty of his country but also the complicated parts of it; it was essential to not only have the perspective of tourism and monuments but also of the complex perspective of living day to day in Nicaragua. And so with Monica and Mr. Luis, I visited the monument of Sandino surrounded by the military establishments and hiding, underneath its foundation, former torture chambers from the time of Somoza and the revolution.
And oh well, after taxi rides and stories to remember, we ended up in a shopping mall to see the World Cup final: Argentina versus Germany. Many of you know that Argentina is my team, my love, because I grew up in Mendoza, Argentina. To be honest, it was a very tough match to watch, especially being in Latin America and expecting to be surrounded by Argentinian pride and Latin American identity; only to be disappointed with german colors. And oh well, most of you know the result, so I signal my farewell in silence.
Tomorrow by dawn we will be on our way to Bluefields...
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